
Mi bella princesa,
en esa orilla estas,
a la espera del príncipe azul,
la luna y las estrellas son cómplices,
iluminan y regalan brillo únicamente en ti.
Al acercarme veo ese rostro,
tomo tu mano para pedir un baile,
pues quiero sepas que existo para verte sonreír,
mis detalles no suplen tu príncipe,
sé que el espera por ti.
Tu alma lo importante y
la dicha de tu corazón el gran tesoro.
Cuando me acompañas una gran fiesta llevo,
cuando caminas a mi lado un gran honor es y
cuando me despido el cielo siempre veo para volver,
ya que volando por tu encanto un regalo obtengo,
por cumplir con mi meta permitido únicamente
por tu gran corazón y elegancia.
Al final no veo oscuridad,
veo un día fenomenal,
no existe el silencio,
pues tu voz cada rincón visito.
Eres la princesa de cuya flor emana gran aroma,
la dulce melodía del soneto del que eres inspiración,
traduciendo tus anhelos en cada intervención.
Por eso mi princesa, dulce melodía,
tienes magia, tú príncipe no tardara en llegar,
para compartir esa magia única expresada por ti...
Ronald Bone.
©Ronald Bone.
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