Horizonte observado, deteniendo el paso, tomando un tiempo,
tocando madera, sostenido por su tranquilidad,
cubierto por la sombra de cientos de hojas,
entendiendo al viento pasar a través de los espacios entre la distancia,
viajando por su camino visite el suelo,
me eleve de nuevo por la orilla de la casa,
volando por el techo y saliendo hacia el cielo,
la luz pasaba, se sentía la libertad,
a pesar de ir alto, de mirar los prados, de ver hojas y fibras a la par,
gire y gire, no hay imposible reía, eran estaciones y lugares nuevos,
imposible parar, cuando llegue al lugar donde la distancia se define,
donde las estrellas ya están mas cercas,
definí la diferencia entre el universo y la vida,
entre lo desconocido y lo admirado,
se puede ser pequeño ante lo inmenso,
pero no diminuto al existir,
vi el valor de cuidar lo que a veces dejamos ir por simplemente continuar,
de cómo en segundos llenaba el motivo para seguir, el motivo para ser mejor.
la luna girar y pasar de noche a madrugada,
palpe y vi como la lluvia a través de gotas caía, como vida de nuevo resurgía,
como la vida sigue, como se es parte y de su sincronía,
de cómo lo espontaneo daba belleza y lo mágico era motivo de admirar,
definiendo donde puedo cambiar mi personalidad impactando el entorno
donde recordé que puedo ser algo,
el simple evento que mejora y da brillo al iniciar de nuevo a volar.
Entonces el escrito llego a su fin,
la hoja no se quedo aquí, la pluma voló y en la luz hacia el sol vivió...
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